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Una población predominantemente urbana

Más del 67% de la población vive en ciudades, y la urbanización sigue creciendo. Sólo en la capital, Túnez, y su gobernación viven nada menos que 1,056 millones de personas, es decir, algo más del 10% de la población nacional. La población se concentra en las regiones costeras, mientras que alrededor del 30% vive en las regiones áridas del sur y el centro, que representan el 70% de la superficie del país. Sfax es la segunda ciudad más grande de Túnez: 955.421 habitantes estaban censados en su gobernación en 2014. La tasa de crecimiento demográfico se sitúa en torno al 1,1% (2020). La tasa de fecundidad, de 2,17 hijos por mujer (2019), es de las más bajas del mundo árabe, y ha descendido en menos de cinco años.

Dominio de las lenguas europeas además del árabe

La lengua oficial de Túnez, y lengua materna de casi todos sus habitantes, es el árabe. Este idioma, que se escribe de derecha a izquierda, es difícil de aprender. Cada carácter se escribe de forma diferente, según esté solo o al principio, en medio o al final de una palabra. Sólo se escriben las 28 consonantes, incluidas las semiconsonantes, lo que ha permitido eliminar el uso superfluo de vocales. Existen distintas variantes del árabe: la lengua clásica, "escrita", es la lengua del Corán, hablada por una pequeña élite. El dialecto magrebí es la lengua común en Túnez. Este dialecto ha tomado prestadas muchas palabras del bereber, el francés y el español, y su pronunciación es muy diferente de la del árabe clásico.

A partir de 1958, el Presidente Bourguiba apostó por la educación bilingüe, oficializando la doble cultura árabe y francesa. Esto permitió al país conservar su estatus francófono, manteniendo al mismo tiempo una amplia apertura hacia el mundo árabe. Hoy en día, los niños aprenden francés en la escuela a partir de los 7-8 años. Así pues, el árabe ha ido ocupando poco a poco el lugar que le corresponde, convirtiéndose en la única lengua de enseñanza en primaria desde 1975. Sin embargo, el francés sigue siendo la lengua extranjera preferida de las organizaciones directamente dependientes del gobierno francés. Estas organizaciones no dudan en multiplicar los cursos de idiomas gratuitos en Túnez y otras grandes ciudades. Así pues, el francés se habla y se entiende en casi todo Túnez, sobre todo en las zonas más desarrolladas del país y en torno a las zonas turísticas. Sin embargo, el conocimiento de algunas palabras en árabe siempre será muy apreciado por los tunecinos. Sería demasiado largo enumerar todas las palabras de origen árabe que se utilizan en la lengua francesa, pero una muestra le dará una idea de la influencia de esta lengua en la nuestra: chiffre, hasard, alchimie, sucre, comino, camphre, guitoune, maboul, souk, toubib, un chouïa, kawa, nouba, sahel, cafard, que procede de la palabra cafer y significa "infiel", etc.

Las tradiciones siguen firmemente arraigadas

Cualquiera puede darse cuenta de que una gran parte de la población habla perfectamente francés y a menudo tiene sólidos conocimientos de inglés, italiano, español y alemán. Así pues, con genio propio, la sociedad consigue tejer lazos entre tradición y modernismo. A pesar del desarrollo económico y turístico del país, los tunecinos siguen respetando profundamente ciertas tradiciones, siendo el Ramadán un ejemplo típico. Aunque las mujeres rara vez llevan el hiyab y las jóvenes se emancipan un poco más en la calle, se aconseja a los visitantes que respeten el país en el que se encuentran y procuren no ofender vistiendo de forma demasiado provocativa o actuando de forma inapropiada. La convivencia está siempre a la orden del día. Tomar té a la menta con los amigos, entretenerse, charlar durante horas e incluso ir juntos al hammam; todos estos rituales forman parte del arte de vivir tunecino.

Los valores tradicionales se basan en unos pocos principios básicos: la obediencia al padre, que tiene autoridad sobre la familia, en la que la mujer también desempeña un papel esencial; el honor, vinculado a los tres valores esenciales de la tribu, el clan y la familia; el cumplimiento de la palabra dada, que, a falta de documento escrito, equivalía hasta hace poco a un contrato moral y jurídico; la hospitalidad hacia todo aquel que viene de lejos; y la libertad, valor fundamental, ya que el verdadero nombre de los bereberes, "lmazighen", significa "hombres libres".

La cultura bereber

Esta cultura está profundamente arraigada en la historia y la mentalidad. Los tunecinos están arabizados, pero siguen siendo bereberes, y descienden de un pueblo cuya cultura se remonta al Neolítico. Hoy son todos bilingües (bereber/árabe), como lo fueron sus antepasados desde la Antigüedad (bereber/púnico, bereber/latín). Su comunidad representa menos del 1% de la población tunecina y se concentra en el sureste del país. Por desgracia, cada vez hay menos bereberes que respeten sus tradiciones, y los últimos descendientes intentan mantener esta cultura lo más viva posible. No obstante, aún pueden verse vestigios de esta cultura en actitudes y tradiciones, y en algunos yacimientos arqueológicos.

El legado social y lingüístico del Corán

Publicado en árabe en 634, dos años después de la muerte de Mahoma, el Corán es el único libro sagrado para los musulmanes. Está compuesto por una mezcla de doctrinas extraídas de los fundamentos del Islam, pero también de los de las religiones judía y cristiana (la Torá y el Evangelio). El Corán se limita a repetir las palabras de Dios, inculcadas a Mahoma por el arcángel Gabriel (Jibrâil). La lectura correcta y el conocimiento del Corán son la base de la educación musulmana tradicional (escuelas coránicas). Su objetivo declarado es regir la vida social de la comunidad de creyentes, en términos militares, políticos y religiosos. Por eso han florecido repúblicas islámicas en todo el mundo musulmán (Irán, Pakistán, etc.), basadas políticamente en el Corán. También tuvo un gran impacto histórico en la literatura árabe. Impuso el dialecto árabe como lengua asociada al triunfo de la doctrina.