Cine argentino y patagónico

Las primeras películas fueron rodadas en Argentina en 1896 por los fotógrafos Eugène Py y Henri Lepage, que fueron de los primeros en comprender el potencial del cine. Trabajando entonces como fotógrafos en Buenos Aires, descubrieron allí el cinematógrafo de los hermanos Lumière, tras la primera proyección de la historia del país, el 18 de julio de 1896. Desde sus comienzos, el cine argentino se inspiró en la literatura y la rica historia del país para ofrecer temas populares. En 1914, Amalia, dirigida por Enrique García Velloso y escrita por Eugène Py, se convirtió en el primer largometraje de la historia del país, mientras que en 1917 el director Quirino Cristiani creó el primer largometraje de animación del mundo. El Apóstol, hoy tristemente perdida, fue un éxito nacional y una de las favoritas por su sátira del presidente Hipólito Yrigoyen. Los archivos vinculados a esta película -y a muchas otras de la historia cinematográfica del país- pueden descubrirse en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, la filmoteca nacional de Buenos Aires.

Debido a su lejanía geográfica, Ushuaïa y la Patagonia han permanecido durante mucho tiempo fuera del radar de los cineastas. En 1974, el director Héctor Olivera, en colaboración con el cineasta Fernando Alaya y el periodista y escritor Osvaldo Bayer, rodó La Patagonia rebelde (1974). Un impactante fresco histórico sobre la revuelta obrera en la Patagonia en 1922 y la violenta represión que siguió. En parte historia real, en parte western argentino y en parte drama social, la película fue seleccionada para la Berlinale, donde ganó el Oso de Plata en 1974. A partir de entonces, Héctor Olivera desarrolló una prolífica carrera entre Argentina y Estados Unidos, mezclando proyectos con fuertes connotaciones políticas con producciones más comerciales, sobre todo para el productor de películas de serie B Roger Corman. Otra película emblemática de la segunda mitad del siglo XX, La película del rey, de Carlos Sorín, ganó el Goya a la mejor película extranjera en 1987, antes de ser premiada en el Festival de Venecia. Una obra autorreflexiva dedicada al cine, y a la historia del legendario Rey de la Patagonia. Carlos Sorín volvió a rodar en la región en 2004 para Bombon le chien, que también le valió el reconocimiento de la crítica.

En la década de 1990, el auge del cine argentino continuó con numerosas producciones, pero la Patagonia y Ushuaïa permanecieron relativamente inexplotadas en la pantalla. En 1995, sin embargo, la región acogió el rodaje de Caballos salvajes, una road movie con el trasfondo de la fuga social como telón de fondo, que obtuvo numerosos galardones en los Premios Cóndor (el equivalente argentino de los Oscar) y fue aclamada en el Festival de Sundance. Unos años más tarde, fue el director Alejandro Agresti quien dio la vuelta al mundo con su película Le vent en emporte autant, en la que un joven taxista se retira a la Patagonia, a un pequeño pueblo donde la única ventana al mundo es un cine que proyecta películas clásicas. Una película que celebra tanto el amor al cine como el cine mismo, y que fue premiada en varios festivales europeos.

Paisajes de renombre internacional

Desde principios de la década de 2000, la región está cada vez más abierta a rodajes nacionales e internacionales, un proceso puesto en marcha por la creciente reputación de las producciones locales, apoyadas o producidas por el Patagonik Film Group, ahora adquirido por Disney. Al mismo tiempo, los cautivadores paisajes de esta tierra única están siendo exhibidos en importantes series documentales internacionales. Fue con Life on Earth que el cineasta David Attenborough presentó por primera vez al público internacional los paisajes de Tierra del Fuego y la Patagonia. Serie multiplataforma que lanzó la carrera de este cineasta-narrador de fama mundial, Life on Earth fue también una de las inspiraciones de la serie Ushuaïa, presentada por Nicolas Hulot y emitida en TF1 de 1987 a 1995. Un éxito rotundo para un programa que, a pesar de su nombre, hizo algo más que presentarnos la Patagonia y su región.

En el lado de la ficción, fue el director Werner Herzog quien, en su carrera sudamericana, dio a conocer por primera vez los paisajes escarpados de la región con Cerro Torre, el grito de la roca, en 1991. Considerada en su momento una de las cumbres más difíciles de escalar del mundo, la película se basa en la historia real de los dos primeros alpinistas que conquistaron el pico, el alpinista italiano Cesare Maestri y su compañero austriaco Toni Egger, que murieron en el descenso. Rodada en torno a la cumbre y dedicada casi por completo a esta montaña, Cerro Torre cuenta la historia de la rivalidad que se desarrolla entre dos alpinistas en la carrera por alcanzar la cumbre, hasta convertirse en destructiva. Es una película impresionante en la que también reconocerá el aeropuerto de Ushuaïa, puerta de entrada obligada para los alpinistas en su expedición hacia lo imposible.

En una línea de supervivencia similar, pero más cerca de casa, el sur de Argentina también acogió la producción de The Revenant (2015), una historia de Alejandro González Iñárritu protagonizada por Leonardo DiCaprio como un trampero perdido en medio del invierno canadiense. En un principio, la película iba a rodarse íntegramente en Canadá, pero los retrasos en la producción y la inminente llegada del deshielo obligaron a todo el equipo de rodaje a trasladarse a la Patagonia para el rodaje final. Reconocerá los paisajes de Tierra de Fuego en las escenas finales de la película, cuando Hugh Glass (DiCaprio) se enfrenta a John Fitzgerald (Tom Hardy). Aclamada por la crítica, The Revenant le ha valido finalmente a Leonardo DiCaprio el codiciado Oscar, mientras que Iñárritu se lleva la estatuilla al Mejor Director.

Sin embargo, no hace falta enfrentarse a los elementos para disfrutar de los paisajes más bellos de la Patagonia. La prueba está en Long Way Up (2020), una serie documental que sigue el viaje en moto por carretera de Ewan McGregor y su amigo Charley Boorman, desde Ushuaïa hasta Los Ángeles. Puro placer para los aficionados al género, y una buena manera de descubrir la región a través de la pequeña pantalla.