Los mejores museos Muntenia

Fundado en 1936, el Museo del Pueblo (Muzeul Satului) ofrece una inmersión en la vida campestre en pleno centro de la capital. Al igual que el Museo del Campesino Rumano (los dos son realmente complementarios), le permite descubrir la riqueza del mundo rural, pero esta vez al aire libre. Casas típicas de diferentes partes del país se reúnen en un parque de 14 hectáreas, que se extiende a lo largo de las orillas del lago Herăstrău. Tejados de paja de los montes Apuseni, portales de madera de Transilvania y Maramureș, columnas talladas de la región de Târgu Jiu, una casa lipovena cubierta de cañas, cabañas de pastores… todo eso encontrará en este parque. También verá molinos, pozos, prensas e iglesias de madera. Todas estas construcciones (¡no menos de 380!) fueron transportadas desde sus respectivas regiones. Las más antiguas datan del siglo XVII y las más recientes de principios del siglo XX. El lugar es un poco estereotipado, pero es muy agradable pasear por este hermoso parque y muy interesante poder entrar en las viejas casas (ojalá pueda experimentar ese mismo placer en el campo de verdad). Con bastante frecuencia se celebran ferias, fiestas tradicionales, bailes folclóricos y actuaciones musicales. Incluso podría tener la oportunidad de formar parte de los videoclips que suelen venir a filmar los canales de televisión especializados, como Etno TV o Favorit. Un consejo: la tienda de recuerdos en la entrada ofrece una audioguía de pago. También existe una aplicación móvil que se puede descargar.

Sin duda, es uno de los mejores museos de Bucarest. Diseñado por el pintor y fotógrafo Horia Bernea después de la revolución, llegó a ser declarado «Museo Europeo del Año» en 1996. Está ubicado en un imponente edificio de estilo neorrumano que anteriormente albergó el Museo del Partido Comunista Rumano durante los cuarenta años que duró el régimen. Una sala, con pinturas y esculturas típicas de dicho período, recuerda esa etapa. Pero el Museo Nacional del Campesino Rumano (Muzeul Național al Țaranului Român) nació sobre todo con la vocación de revelar toda la riqueza del mundo rural del pasado y del presente. Aquí se expone artesanía, folclore y arquitectura de las diferentes regiones rumanas. Descubrimos la vida cotidiana de los campesinos, las aulas escolares, los trajes, los iconos religiosos, las herramientas, los huevos pintados, las alfombras… Es una visita imprescindible, sobre todo si su estancia en Rumanía se limita a unos días en la capital. Lamentablemente, la exposición permanente ha estado cerrada por obras desde 2016 y se desconoce su fecha de reapertura. Sin embargo, las exposiciones temporales, que a menudo son muy interesantes, así como la tienda y el buen restaurante con especialidades tradicionales, siguen siendo accesibles.

Hermosos mercados de artesanía se celebran varias veces al año, sobre todo en Semana Santa y en Navidad. Además, la tienda del museo es una de las mejor surtidas de la ciudad. Disponen de unos excelentes CD de música folclórica.

Un excelente museo, recientemente modernizado y muy popular entre las familias bucarestinas. Aquí podrá ver ejemplares de las principales especies del país (oso, lobo, esturión, pelícano, lince, etc.), disecadas e insertadas en dioramas que recrean su entorno natural. Otros se conservan en formol. Una sección está dedicada a la fauna del mundo. También hay una gran colección de insectos, así como imponentes esqueletos de paquidermos prehistóricos, entre ellos el de un deinotherium, único en el mundo.

Situado en la colina de Cotroceni y rodeado por un hermoso parque, este palacio es la residencia del presidente de la República desde la década de 1990. Construido en estilo neoclásico en la década de 1890 para el príncipe Fernando, fue diseñado por el arquitecto francés Paul Gottereau. Posteriormente se añadieron elementos neorrumanos. La visita completa incluye el salón de honor, las cocinas, el sótano, la biblioteca del rey y varios salones. El dormitorio de la reina María y el salón oriental son los dos puntos culminantes de esta maravillosa visita.

Abierto al público en 2016, veintisiete años después de la caída del dictador, el palacio de Primavera (Palatul Primăverii) fue su residencia privada durante un cuarto de siglo. Situado en un barrio reservado a la nomenklatura, fue construido a mediados de los años sesenta y ampliado en los setenta. Cuenta con unas 80 salas, y la visita guiada, de 45 minutos de duración, permite recorrer una quincena de ellas. Los interiores, decorados en estilo renacentista y rococó, son lujosos y confortables, con cuadros de maestros locales, tapices de seda hechos a mano, suntuosas arañas de cristal, objetos de arte de todo tipo y bellos mosaicos, como los que adornan la piscina cubierta. Durante la visita pasará por las oficinas, los salones, el comedor, el jardín de invierno… Una escalera de mármol conduce a la planta superior, donde cada uno de los tres hijos de Ceaușescu tenía su propio pisito, con dormitorio, estudio y cuarto de baño. Los cónyuges también tenían su suite privada, así como un cuarto de baño bañado en oro cuyo descubrimiento después de la revolución supuso un escándalo mayúsculo. También podrá visitar la sala de cine, el amplio vestidor de la pareja y, junto a la piscina, la bañera de hidromasaje, la sauna y la cabina de bronceado. En el exterior, los pavos reales aún deambulan por el jardín: ¡son los descendientes de los que vivían allí en tiempos de Ceaușescu! También existe la opción de una visita completa, por una suma mayor, que incluye la sala de trofeos, el búnker y el túnel subterráneo.

El Museo Nacional de Arte (Muzeul național de artă) se encuentra en el antiguo palacio real, con interiores ricamente decorados. Construido en los años 30 por Carol II, después del incendio del palacio anterior, fue dañado por los bombardeos de 1944. También fue testigo del arresto de Antonescu en el mismo año y de la abdicación del rey Mihai en 1947. Durante la revolución, el palacio sufrió considerables daños y muchas obras fueron destruidas, incluyendo varias pinturas maestras. Fue completamente restaurado en los años 90, junto con algunas de las obras. Es posible visitar ciertas áreas fuera del museo, como el salón del trono o el comedor real. El Museo de Arte está dividido en varias secciones. La galería europea presenta obras de pintores como Greco (La Adoración de los Pastores), Rubens (Retrato de una Dama), Delacroix, Bruegel (La Masacre de los Inocentes), Monet (Camille), Rembrandt, Renoir, Sisley... En la sección de arte medieval rumano, donde predomina el arte religioso, se pueden admirar piezas de gran valor: iconostasios, iconos, objetos de culto... moldavos, transilvanos o valacos, provienen de los monasterios de Horezu, Curtea de Argeş, Snagov... La Galería Nacional de Arte Moderno expone obras de artistas rumanos como Brâncuşi (entre ellos el magnífico Sleep), Baba, Grigorescu, Aman, Pallady o Brauner. Aunque no sepas mucho sobre los artistas rumanos, ¡apúrate! El museo también alberga prestigiosas exposiciones temporales.

En un agradable barrio junto al bulevar Lascăr Catargiu, esta llamativa casa roja de 1911 alberga una excelente colección del escultor Frédéric Storck, figura destacada del arte moderno rumano, así como pinturas de su esposa Cecilia Cuțescu-Storck y obras del padre y el abuelo de Storck, ambos también escultores. La colección también incluye dibujos a tinta y carboncillo, pasteles, acuarelas, gouaches y placas de bronce, así como objetos de coleccionista como iconos y monedas antiguas.

La Corte Principesca(Curtea domnească) es un gran complejo de edificios con muros de ladrillo anaranjado, situado en un parque muy agradable. Fue construido en el siglo ^XIV por Mircea cel Bătrân (Mircea el Viejo) y se convirtió en residencia de los príncipes y capital de Valaquia de 1415 a 1659. Vlad Ţepeş, que inspiró el personaje de Drácula, vivió aquí. Su busto puede verse no lejos de la entrada al complejo. Todo lo que queda de la residencia principesca son las altas ruinas, donde se ven claramente las bodegas de planta cuadrada. Sobre una base piramidal, la torre Chindiei, de 27 metros de altura y 9 de diámetro, es el emblema de la ciudad, que domina. Desde aquí se anunciaba el cierre de las puertas de la ciudad al atardecer, de ahí su nombre, que significa "torre del crepúsculo". Más tarde se utilizó como torre de observación y luego como prisión. Su forma actual (sobre todo sus ventanas) y su estilo neogótico datan del siglo ^XIX. Se puede subir a la cima por una estrecha escalera. En cada planta, una pequeña exposición presenta la historia del lugar y de las dinastías principescas. La vista sobre la ciudad y la región desde la azotea es notable, pero sobre todo permite apreciar la estructura de la residencia e imaginarla tal y como era cuando albergaba a los príncipes. El complejo también cuenta con dos iglesias. La gran iglesia principesca fue construida en 1583 y su planta de cruz griega es un bello ejemplo de la arquitectura bizantina ^{del siglo XV}. El iconostasio de madera de tilo tallada data de 1697. En la pared occidental hay retratos de los grandes príncipes de la época. Aunque sus nombres están escritos en caracteres cirílicos, es posible que reconozca a Matei Basarab, Constantin Brâncoveanu o Mihai Viteazul. La gran campana de la iglesia, de 1669, está expuesta en la galería. La pequeña iglesia principesca (Sfânta Vineri), más alejada, data del siglo ^XV y se caracteriza por su forma de trébol. La Casa Bălaşa ⁽ siglo XVII), frente a ella, lleva el nombre de una princesa que se casó con el príncipe Constantino Şerban. Primero se utilizó como hogar para los más pobres entre los pobres, antes de convertirse en escuela. El lugar es especialmente popular entre los turistas y las escuelas rumanas, ya que la residencia es un símbolo del glorioso pasado del país. Para los visitantes francófonos, en la taquilla está a la venta una breve guía en francés. Un mapa y un texto, expuestos tras la entrada, también ofrecen algunas explicaciones.

Ubicado en el espléndido palacio de Correos, este museo recorre la historia del país desde la prehistoria. Las distintas secciones albergan ricas colecciones. En el lapidarium, verá una réplica de la columna Trajana de Roma, así como numerosos frescos y estatuas. La sala más interesante es sin duda la del Tesoro, que contiene la famosa «Gallina con polluelos», una refinadísima colección de piezas de oro que se cree que perteneció al rey visigodo Atanarico.

Instalado en 2004 en un ala del palacio del Parlamento, el museo cuenta con un amplio espacio de exposición. Presenta las obras de artistas rumanos contemporáneos, a menudo satíricas, como una especie de mofa al espacio museístico. También hay obras de artistas extranjeros. El MNAC tiene una colección única heredada del régimen comunista, que refleja la propaganda de la época. Parte de ella está expuesta en la primera planta. En el cuarto piso, una bonita azotea ofrece una vista incomparable de la ciudad.

La otra atracción de cable-Ina. El castillo de Bogdan Petriceicu Hasdeu (1838-1907) fue construido entre 1893 y 1896 por el profesor de historia (e instigador de una corriente nacionalista) del mismo nombre en honor a su hija Iulia. Ésta, considerada una poetida extraordinaria, murió de tuberculosis a sólo 18 años, poco antes de recibir un diploma de la Sorbona, donde estudiaba. Y es para comunicarse en el más allá con su hija que B.P Hasdeu construyó este edificio cruciforme como un templo del espiritismo. Su exterior bruto y congelado esconde una decoración interior rica en símbolos con una abundancia de vidrieras.

Se pueden ver pinturas (como la última tela que ha pintado), el mobiliario y los efectos personales en lo que fue su casa y lugar de su muerte. Nicolae Grigorescu (1838-1907) trabajó durante mucho tiempo en Francia, donde su pintura tuvo la felicidad de complacer al emperador Napoleón III, en particular.

Este pequeño y reciente museo es el único de su género en Bucarest. Nada más llegar, le recibirá un guía que le explicará las distintas etapas de la visita. En la primera sala se exponen documentos (escritos, sonoros y en vídeo) que recorren la historia del régimen, desde su advenimiento hasta las horas más oscuras de la dictadura de Ceaușescu y su caída. Para que la experiencia sea aún más envolvente, a continuación tendrá la oportunidad de pasear y residir en las habitaciones de un piso completamente recreado con muebles y objetos de época.

Ubicado en un bello e imponente edificio de estilo neobrâncovenesc de 1906, está dividido en catorce secciones: geología de Rumanía, hidrocarburos, paleontología, paleobotánica, etc. En el sótano se exponen minerales fluorescentes de colores asombrosos. Se puede admirar una buena colección de piedras de todo el mundo y aprender más sobre las placas tectónicas que sacuden de vez en cuando Rumanía. También hay muchas reproducciones de dinosaurios.

Esta magnífica casa fue construida en estilo Tudor entre 1940 y 1941 para el ingeniero Dumitru Minovici. Legada a la Academia Rumana por su esposa, con una colección de más de 900 objetos, ha sido transformada en un museo. Aquí podrá contemplar tapices flamencos, cuadros de artistas europeos, muebles, vidrieras, armas medievales y modernas, y una biblioteca de libros únicos. La casa está rodeada de un hermoso jardín, con esculturas y un estanque.

Un paraíso para los amantes de los mapas. Inaugurado en 2003, este museo cuenta con más de mil mapas y grabados de los siglos XVI al XX: de Rumanía, de los continentes, de varias ciudades e incluso del cielo. La cambiante percepción del mundo, las guerras, la propaganda… ¡aquí encontrará todo eso y más! El escenario acompaña perfectamente: el museo se ubica en una preciosa casa neogótica de la década de 1920, adornada con vidrieras y techos pintados, cómo no, con mapas. Un viaje fascinante a través del tiempo y el espacio.

La gente viene a visitarlo tanto por las obras expuestas como por el edificio que las alberga: la Casa Melik, que debe su nombre a la familia que la habitó en el siglo XIX. Es una de las mansiones más antiguas y bellas de la capital, construida en 1750 por un rico empresario armenio. Es el escenario de la colección legada en la década de 1960 por Serafina y Gheorghe Răut. Además de pinturas, grabados y dibujos del artista rumano Theodor Pallady, se pueden admirar cuadros europeos de los siglos XVI al XIX, esculturas, muebles, cerámica y otros objetos preciosos.

En el corazón de una hermosa zona residencial, este museo presenta la colección privada del empresario armenio Krikor Zambaccian (1889-1962), una de las más ricas de Rumanía. Legada al Estado en 1947, incluye el único Cézanne del país, así como obras de Renoir, Sisley, Picasso, Matisse y artistas rumanos de finales del siglo XIX y principios XX, como Brâncuşi, Baba, Pallady, Luchian y Grigorescu. Un tesoro expuesto en una magnífica mansión que este apasionado del arte hizo construir para albergar su colección.

Situado en el corazón del barrio judío, el museo ocupa una antigua sinagoga, construida a ^{mediados del} siglo XIX por el sindicato de sastres. Renovada y suntuosamente decorada a partir de 1910, saqueada en 1941, se utiliza como museo desde 1978. Además de una rica colección de objetos, documentos y fotos, la pieza central de la exposición es un monumento a la memoria de los 200.000 judíos transilvanos entregados por Hungría a Alemania y los 150.000 deportados a campos de trabajo.

El elegante edificio neogótico que lo alberga, el palacio Suțu, es obra de dos arquitectos vieneses. Construido entre 1833 y 1835 por la familia Suțu, es una de las residencias aristocráticas más antiguas de Bucarest. La exposición recorre la historia de la ciudad desde el Neolítico hasta nuestros días. No obstante, el principal atractivo del museo, aparte de la magnífica residencia que lo acoge, es su colección de fotografías y documentos relativos a la vida en la capital en el siglo XIX.