Parques nacionales y biodiversidad

En Mongolia hay cuatro tipos diferentes de zonas protegidas, con distintos niveles de protección: zonas estrictamente protegidas, parques nacionales, reservas naturales y monumentos naturales.

Mongolia combina así zonas estrictamente protegidas, donde los ecosistemas son especialmente frágiles, y parques nacionales, que tienen una dimensión más educativa y, en algunos casos, recreativa, con numerosas actividades (senderismo, escalada, etc.). Estos incluyen

Parque Nacional de Gurvan Saikhan. Situado en el sur del país, protege las montañas Gurvan Saikhan en la cordillera Gobi-Altai. El parque es famoso por sus pintorescas "arenas cantantes" (dunas de Khongoryn Els). Alberga una notable diversidad de flora y fauna, incluido el emblemático leopardo de las nieves, y casi dos tercios de las plantas son endémicas.

Parque Nacional de Gorkhi-Terelj. Situado cerca de la capital, el parque, que ofrece numerosas actividades al aire libre, alberga una gran variedad de entornos naturales: estepas, bosques, ríos y rocas de formas singulares. El tiempo de Gunj, construido en el siglo XVIII, da al parque una dimensión histórica.

Parque Nacional de Khomyn Tal: creado en 2020, alberga a los caballos de Przewalski, una especie en peligro de extinción y reintroducida, que es objeto de seguimiento científico entre Francia y Mongolia.

Las zonas protegidas han experimentado un importante desarrollo desde la apertura de la economía de mercado, aunque hay que tener en cuenta que desde el siglo XIII existían lugares sagrados en los que estaban prohibidas determinadas actividades humanas (caza y explotación forestal). También hay que mencionar la "primera declaración oficial" de una zona protegida en el mundo en el siglo XVIII, la montaña sagrada de Bogd Khan. La Reserva de la Biosfera de Bogd Khan Uul (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO) es una zona estrictamente protegida en el país desde 1996.

Entre las amenazas a la biodiversidad está la sobreexplotación de ciertos recursos, entre ellos las plantas medicinales. La caída de la URSS propició la vuelta a las medicinas ancestrales, que, con la introducción de la economía de mercado, condujo a una recolección excesiva de plantas medicinales, algunas de las cuales están ahora amenazadas. El turismo también puede contribuir al declive de la biodiversidad. Hay que animar a los visitantes a que respeten la normativa medioambiental, a que no se lleven plantas y, en general, a que utilicen los recursos (agua, energía) con prudencia. También se puede adoptar un enfoque de "cero residuos", para no contribuir a la contaminación del medio ambiente, así como un enfoque de bajas emisiones de carbono(agirpourlatransition.ademe.fr/).

Pastoralismo en crisis y éxodo rural

La ganadería, modo de vida ancestral de las poblaciones nómadas, atraviesa muchas dificultades. Se deben a varios factores que se combinan. La transición a la economía de mercado, tras el colapso de la URSS, ha cambiado las prácticas ganaderas. Los rebaños han aumentado de tamaño, lo que ha provocado una presión sobre el entorno natural. Además de este sobrepastoreo, se han introducido en las explotaciones cabras de cachemira. Las cabras amenazan las zonas de pastoreo arrancando las raíces de las plantas. Otro factor es el cambio climático, que se refleja en la mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos, entre ellos el dzud (o züd), que se refiere a inviernos especialmente fríos precedidos de veranos muy calurosos, lo que hace que el pasto sea inaccesible para el ganado y quede enterrado bajo una gruesa capa de nieve, fenómeno que provoca una importante mortandad de ganado. En 2018 se perdió un millón de animales. Ante esta situación, los pastores están abandonando la estepa y su modo de vida en busca de mejores oportunidades en la capital. El cambio climático también es muy notable en el norte del país, habitado por los pastores de renos llamados Tsaatan. El calentamiento global está alterando los ecosistemas de la tundra que sirven de alimento a los renos. Además, los tsaatan se ven obligados a desplazarse en busca de zonas nevadas en verano que ofrezcan condiciones de habitabilidad a los renos. Pero la nieve se está derritiendo, amenazando a los renos y la supervivencia del pueblo.

Desertificación y deforestación

Como se ha mencionado anteriormente, la desertificación es en parte el resultado de las prácticas ganaderas. El pastoreo ancestral, respetuoso con el medio ambiente y los grandes espacios naturales, ha sido sustituido por el establecimiento de rebaños más grandes, que han ejercido presión sobre la estepa. Además de este sobrepastoreo, se han introducido cabras de cachemira para un mercado internacional, incluido el europeo, que ha crecido especialmente rápido en los últimos años. Las cabras, cuya proporción en los rebaños ha aumentado (de una cabra por cada tres ovejas a una cabra por cada oveja), contribuyen a la degradación del medio ambiente al arrancar las raíces de las plantas. El cambio climático también agrava la desertización del territorio, provocando en particular una reducción de las reservas de agua, ligada a la disminución de las precipitaciones. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), casi el 70% de los pastos están afectados por estos problemas. Ante esta situación, están surgiendo "cadenas" de cachemira sostenibles, que incluyen la restauración ecológica del medio ambiente, la reducción del tamaño del rebaño y del consumo de agua, y la ayuda a los criadores para mantener sus ingresos. Organizaciones como el PNUD también participan en proyectos sobre prácticas ganaderas sostenibles. En particular, la organización de la ONU ha desarrollado una plataforma de intercambio entre los distintos agentes del sector de la cachemira: http://sustainablecashmereplatform.com.

Como consumidores, también podemos actuar a nuestro nivel, realizando compras informadas, en particular favoreciendo a los sectores que se benefician de la trazabilidad medioambiental y social. La deforestación es también un importante problema ecológico en Mongolia, relacionado con las prácticas humanas (tala sin gestión "sostenible", que también provoca erosión), los incendios forestales y el cambio climático. El país, que contaba con un 7% de superficie forestal en el año 2000 (sobre todo las zonas de taiga del norte del país, compuestas por alerces y pinos), perdió 4.676 km2 de bosque entre 2000 y 2012 (tasa de deforestación neta).

Ulán Bator y la contaminación del aire

La capital alberga ahora a la mitad de la población. Muchos nómadas acuden a engrosar los barrios de chabolas de las afueras de Ulán Bator, donde instalan sus yurtas. Las condiciones son precarias, sin suministro de agua. El tema de la calefacción es especialmente delicado. Los habitantes, que viven en yurtas mal aisladas, se ven obligados a utilizar grandes cantidades de carbón para la calefacción. Los niveles de contaminación resultantes superan con creces los umbrales recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Esta situación provoca enfermedades respiratorias, que afectan especialmente a los niños. Algunas escuelas se ven obligadas a cerrar, a veces durante más de un mes. Otros padres se ven obligados a enviar a sus hijos lejos, a veces a más de mil kilómetros, para escapar de este aire nocivo. En respuesta, las ONG e instituciones como UNICEF están llevando a cabo proyectos para combatir la contaminación atmosférica. Por ejemplo, están ayudando a mejorar el aislamiento de las yurtas. El gobierno ha introducido normas sobre las industrias emisoras (incluidas las centrales térmicas y las minas) y ha anunciado medios para las energías alternativas. También ha prohibido el uso del carbón para la calefacción en 2018, sin resultados, así como el asentamiento de nuevos habitantes en la capital en 2018 y 2020. Sin embargo, esta última medida no debería renovarse. De hecho, dos estudios internacionales han puesto de relieve que esta prohibición no resolvió el problema del éxodo a la capital, contribuyendo por el contrario a dificultar la integración de los recién llegados y demostrando por otro lado que el asentamiento en la ciudad ofrecía más oportunidades a estos últimos.

Impactos de la industria extractiva

El subsuelo del país es especialmente rico en minerales, como carbón, oro y cobre. El país cuenta con una de las mayores reservas conocidas del mundo de carbón de alta calidad, extraído en Talvan Tolgo, y de oro y cobre, en la recién desarrollada mina de Oyu Tolgoi. Sin embargo, los procesos de extracción tienen un importante impacto medioambiental y sanitario. La minería es muy intensiva en agua y es responsable de la desviación de los cursos de agua, secando ciertas áreas y aumentando las dificultades de los ganaderos. El uso de metales pesados (cianuro, mercurio) contamina el medio ambiente, amenazando toda la cadena alimentaria. Saber que la joyería es el mayor consumidor de oro del mundo puede hacernos reflexionar sobre nuestras opciones de consumo y sobre soluciones alternativas, como el reciclaje de materiales. Ante esta situación, la población local se está organizando. La organización "River Movements", que agrupa a los agricultores, ha conseguido, gracias a su activismo, que se suspendan los permisos de explotación minera.