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Parques nacionales y biodiversidad

Reserva Natural El Tucuche (925 ha): protege los ecosistemas del segundo pico más alto del país (936 m), el monte El Tucuche, montaña sagrada para los amerindios. Además de restos arqueológicos (petroglifos), descubrirá una biodiversidad excepcional.

Valencia Wildlife Sanctuary (2.760 ha): esta reserva natural protege una gran diversidad de flora y fauna, incluidos los emblemáticos pecaríes (cerdos salvajes), iguanas y armadillos.

Asa Wright Nature Centre & Lodge (80 ha): una antigua plantación transformada en santuario de aves. Aquí se pueden ver los famosos pájaros diablo.

Caroni Bird Sanctuary (135 ha): esta reserva natural, clasificada como humedal excepcional (RAMSAR), alberga el segundo manglar más grande del país. Es un auténtico reservorio de biodiversidad y alberga una avifauna excepcional, entre la que destacan los ibis rojos.

Bush Bush Wildlife Reserve (1.536 ha): esta reserva natural está situada en la marisma de Nariva, que es el mayor humedal de agua dulce del país (clasificado RAMSAR). Protege una rica biodiversidad y especies notables (mamíferos, reptiles, peces, moluscos, aves).

Pointe-à-Pierre Wild Fowl Trust (25 ha): esta zona protegida, formada por dos lagos, está situada en el emplazamiento de la refinería Petrotrin. Fue creada por una ONG ecologista dedicada a proteger la biodiversidad mediante programas de conservación y educación ambiental.

El declive de la biodiversidad es uno de los 9 límites planetarios reconocidos por la ONU. El IPBES (Panel Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas), un grupo de expertos internacionales, ha identificado las principales causas de la erosión de la biodiversidad: cambios en el uso del suelo y del mar (fragmentación y destrucción de entornos naturales), contaminación, sobreexplotación de especies, cambio climático y especies invasoras. Estos factores están presentes en el Caribe, una de las zonas más sobreexplotadas del mundo, también afectada por la pesca ilegal, que afecta al coral, ya amenazado por el calentamiento global. Trinidad y Tobago no es inmune a este problema, ni al de la contaminación por plásticos, que está dañando las aguas de sus manglares. En respuesta, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en el Caribe (PNUMA) ha puesto en marcha campañas de sensibilización para combatir la pesca furtiva y la sobrepesca. Las ONG locales también participan en la restauración de los manglares, con iniciativas que incluyen operaciones de limpieza de residuos.

Petróleo y gas, paraísos fiscales: un cóctel de carbono

La economía del país se basa principalmente en la exportación de gas natural y petróleo. En el archipiélago también hay fábricas petroquímicas (metanol), que emiten grandes cantidades deCO2, lo que aumenta la huella de carbono del país. El informe del IPCC no oculta nada al respecto. En palabras de Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, "debe hacer sonar el toque de difuntos para el carbón y los combustibles fósiles, antes de que destruyan el planeta". La cuestión de las actividades petroleras y gasísticas también concierne a los países que utilizan estas energías. Otro sector que debe cuestionarse es el de las finanzas, sobre todo en un país que figura en la lista de la Unión Europea de países no cooperativos en materia fiscal. Todo el mundo puede preguntarse también por el impacto ecológico de sus ahorros.

Frente al cambio climático

Trinidad y Tobago es especialmente vulnerable al cambio climático. Esto se refleja en una mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos: huracanes, inundaciones y corrimientos de tierra. La subida del nivel del mar también podría provocar inundaciones (en un país donde la población y las actividades se concentran en las costas), lo que provocaría el desplazamiento de personas, la pérdida de tierras de cultivo y la salinización del agua potable. El cambio climático también está provocando un aumento de la temperatura de los océanos y sus corolarios, la migración de especies de peces, la acidificación del agua y la perturbación del desarrollo del zooplancton, base de la cadena alimentaria. Consciente del cambio climático, Francia ha ratificado los Acuerdos de París sobre el cambio climático y se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (procedentes de los sectores de la industria, la energía y los transportes) en un 15% de aquí a 2030.

La invasión del sargazo o el símbolo de la contaminación mundial

Como en otras partes del Caribe, el país se enfrenta al problema de las algas - Sargassum fluitans y Sargassum natans - que llegan a sus costas. La proliferación de estas algas pardas tiene repercusiones económicas directas en la región (actividades costeras y pesca), pero también impactos medioambientales (alteración de la biodiversidad local) y riesgos para la salud de las personas expuestas. Se cree que este fenómeno está relacionado con la agricultura intensiva en la Amazonia y el aumento de la temperatura del agua debido al cambio climático. En otras palabras, la deforestación masiva y el uso intensivo de insumos - fosfatos y nitratos - provocan la lixiviación de los suelos, cuyos efluentes llegan al río Amazonas y luego al océano, donde crean condiciones favorables para el desarrollo del sargazo. Las corrientes transportan las algas hasta el mar Caribe. También se cree que las nieblas de arena del Sáhara contribuyen al desplazamiento del sargazo.

Viajar de otra manera

Es posible optar por un viaje más sobrio y auténtico, favoreciendo estilos de vida que tengan menos impacto en el mundo vivo, combinando movilidad suave, hospitalidad local y localismo. También procuraremos utilizar los recursos con prudencia y evitar ciertos productos contaminantes (cremas solares con determinados filtros químicos, por ejemplo) o que generan residuos, como los plásticos de un solo uso. Trinidad y Tobago es cuna del movimiento slow-food. Promueve el saber hacer local y enumera iniciativas para fomentar la biodiversidad agrícola y las tradiciones gastronómicas (slowfood.fr). Porque cada gesto cuenta ante la emergencia ecológica, todos tenemos un papel que desempeñar tanto en nuestra vida cotidiana como cuando viajamos.