Un cine tan multicultural como su país

Fue en 1900 cuando probablemente tuvieron lugar las primeras proyecciones cinematográficas en Trinidad, en Puerto España. Hoy destruido, este establecimiento acogió a los curiosos con sus primeras vistas de la región. No fue hasta la década de 1910 cuando las primeras salas dedicadas al séptimo arte vieron la luz en la isla. El primero, según los periódicos de la época, fue el London Electric Theatre, en el barrio de Woodbrook. Fue a través de este teatro como los trinitenses descubrieron por primera vez los noticiarios cinematográficos. En los años treinta, los cinéfilos de la región podían presumir de tener al menos un cine en cada ciudad. Sin embargo, el mercado de la pantalla, ya fuera en San Fernando, Puerto España o cualquier otro lugar, estaba dominado por las películas estadounidenses y europeas, en detrimento de un cine local casi inexistente. En 1935, llegó a las salas un nuevo tipo de producción: el cine de Bollywood. Bala Joban (1934), proyectada por primera vez en el Global Cinema de Puerto España por iniciativa de un joven ingeniero indio, fue un éxito entre la numerosa comunidad india de la isla. Esta nueva oferta de películas contribuirá a engrosar el público trinitense y a aumentar aún más el número de salas de cine en el país. Sin por ello dar más medios a los cineastas locales. De esta época podemos recordar, no obstante, la figura de Horace Ové, que nació en Belmont antes de emigrar a Londres para formarse y convertirse en uno de los cineastas negros más influyentes de su generación. Sus documentales con James Baldwin y dramas como Pressure (1975) forman ya parte del panteón del cine británico. En Trinidad y Tobago, no fue hasta la década de 1970 cuando vieron la luz las primeras producciones locales, un periodo que desgraciadamente coincidió con el declive de las salas de cine. Dos cineastas, Harbance Kumar y Hugh A. Robertson, fueron los que más contribuyeron a esta producción. Harbance Kumar hizo películas que combinaban la tradición de Bollywood con una historia decididamente trinitense, mientras que Robertson se decantó por la ficción histórica y de género. Descubra Bim (1974) o Girl From India (1982) para sumergirse en la Trinidad y Tobago de la época. La siguiente gran oportunidad del país llegó en la televisión, con la telenovela Westwood Park (1997-2004). El drama enfrenta a dos familias rivales, los Gunn-Munroe y los Dusoleil, en el idílico escenario del Caribe.

Desde 2006, un nuevo viento sopla en la industria creativa de Trinidad y Tobago. Puesta en marcha por iniciativa del Ministerio de Cultura, la Film Commission TT ofrece a las producciones nacionales e internacionales un amplio abanico de ayudas y subvenciones. A ello se suman eventos que muestran a cineastas y artesanos locales, tanto en géneros bien establecidos como en nuevos medios, como un concurso dedicado exclusivamente a películas para teléfonos inteligentes. No cabe duda de que pronto surgirán nuevas empresas en esta industria en auge, a medida que aumenten los rodajes internacionales en la isla. Aunque, como podrá leer a continuación, no se trata de un fenómeno nuevo.

Una larga historia de platós de cine

Cercana en lengua y geografía a la industria cinematográfica estadounidense, Trinidad y Tobago lleva casi un siglo acogiendo en sus costas a cineastas de Hollywood. Fue a partir de la década de 1950, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los rodajes fueron más numerosos y prestigiosos. En 1955, por ejemplo, Clark Gable pisó la isla, para la película Le rendez-vous de Hong-Kong, protagonizada por Susan Hayward. Dos años más tarde, se rodaron tres largometrajes en la isla, en tres escenarios completamente distintos. John Huston, conocido por sus westerns, rodó The Flesh and the Spirit (1957), con Robert Mitchum y Deborah Kerr. Ese mismo año, Mitchum también protagonizó Fuego allá abajo, un romance con Rita Hayworth como estrella seductora y rompedora de amistades. Por último, en una línea diferente, el cineasta estadounidense Robert Rossen realizó La isla del sol, una película mucho más comprometida que retrata las dificultades de la vida en una isla caribeña colonizada por los británicos. Rodada en Barbados, Granada y Trinidad, la película se adelantó a su tiempo y le valió al director numerosas amenazas racistas.

En los años 60, un espía británico hizo la primera escala de su carrera en la isla. James Bond, en Dr No (1962), se rodó en parte en Trinidad. Todos los ingredientes que necesita para completar su recorrido por el Caribe, tras los pasos de 007. Y para completar su recorrido por el país al estilo de los años sesenta, ¿por qué no hacer un viaje de vuelta a la aventura de Robinsons of the South Seas? Estrenada en 1960, esta película familiar de Disney se rodó en gran parte en la isla de Tobago. Presenta los idílicos escenarios de la bahía de Bacolet, las cataratas de Craig Hall y muchas otras maravillas. Tómese su tiempo para ver esta película antes de su viaje, y láncese a la búsqueda del tesoro con sus pequeños, siguiendo los pasos de esta familia de aventureros a su pesar. O, si le interesa más descubrir los paisajes y la fauna del país que una ficción bien escrita, sumérjase en los documentales de David Attenborough. Un actor fascinado por las aves de la isla en Life of Birds (1998), o simplemente por su vida endémica en Life (2009).

Ver películas en Trinidad y Tobago

Aunque el número de cines en el país se ha reducido a un goteo, el país puede presumir de algunos complejos de última generación. El Digicel IMAX es uno de los únicos cines IMAX del Caribe, y está situado en Puerto España. En San Fernando, podrá descubrir las últimas películas americanas y de Bollywood en el Empire Cinema o en el MovieTowne, siguiendo la tradición casi centenaria de la isla. Por último, gracias a FilmTT, el festival de Trinidad+Tobago llega a su decimoctava edición (2023). Un acontecimiento polifacético, que combina cine y nuevas tecnologías, reflejo del dinamismo de este país, al que le espera un brillante futuro en el séptimo arte.